Fresca y luminosa pinta la mañana, tanto tiempo sin ver salir
el sol, exiliada en oscuros recovecos, dando vueltas caía en el mismo sitio. Extraviada en las nubes de la angustia “comprendí
que después de arrojarlo todo por la borda somos capaces de ascender hacia
nuestra propia nada”
Diligente, otrora, la vida me muestra la fórmula de la
suprema dicha. Es imposible cambiar y apremiar los pasos hacia un destino
incierto. Preceptos que han sido
establecidos, citados ya.
¿Quién pudiera decirme si paraíso o infierno?
Si al comienzo se muestra la vileza camuflageada de ternura,
y al final desprendida la careta exhibe la perversidad que esconde el alma, y
hunde la estocada en lo insondable del corazón.
Pero el viento misericordioso guio mis sendas hasta mi noble
destino, mostrándome un paisaje conocido, donde el verdinegro boyante me acogió.
Hoy doy un
paso hacia adelante, y desde mi ventana doy gracias a nuestro divino Creador,
por iluminar mi existencia rescatándome de la opresión.
Autora: Ma. Gloria
Carreón Zapata.
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