domingo, 2 de abril de 2017

RECORDANDO A KIKI (Narrativa)



Mi hija partía a la universidad como todas las mañanas. Al prender el vehículo percibió un ruido extraño, se bajó para revisar si se trataba de una falla mecánica, temiendo que se le hiciera tarde, al bajar vio a kiki nuestra gata tirada maullando desgarradoramente. Todo indicaba que las aspas del radiador de la camioneta la habían lastimado.

Ary se apresuró a levantar la y de esa manera reanimarla sin dejar de llamarla por su nombre,
…--- ¡Kikiii nooooo!...--,
mi hija sollozando la alzó en brazos para luego llevarla al interior de la casa. La depositó con delicadeza en su cama sin dejar de lloriquear y aunque kiki no mostraba indicios de lesiones físicas todo indicaba que el daño estaba por dentro de su cuerpo.

Posteriormente Ary se dio cuenta con tristeza que de la boca de kiki comenzó a salir una hebra de sangre. Digo boca porque la única diferencia que existió entre ella y yo, es que ella me superaba en sentimientos, antes yo la rechacé por algunos años tratando de deshacerme de su compañía, más sin embargo ella nos brindaba su cariño y fidelidad abrigándonos y regalándonos sus mimos.

Vivió protegiéndonos por algunos años además de cuidar que a nuestro hogar no se acercara ninguna especie de bichos. Actualmente vivimos rodeadas de la madre Naturaleza y es muy común que se de todo tipo de insectos, alacranes y culebras, por suerte nos sentíamos protegidas por ella. Para nosotras fue un miembro más de nuestra familia, pero ésta vez sospecho que tratando de abrigarse del frío buscó un lugar tibio para pasar la noche, tenía días que se había escapado como lo hacía cada vez que andaba en celo, y duraba hasta una semana sin venir a casa.

Todo indicaba que la noche anterior había regresado y no nos dimos cuenta. Lamentablemente esa mañana kiki expiraba diciendo adiós a su dueña sin dejar de contemplarse ambas y mi hija gimiendo en silencio, no dejaba de acariciarla rogándole que no nos abandonara, pero fue imposible. Con sus tiernas miradas y un lastimero maullido kiki se despidió de éste mundo.
El grito desgarrador de mi hija se dejó escuchar haciendo eco en toda la casa.

…--¡Kikiiii, nooo, nooo, nos dejeees!,…--.

Después un silencio sepulcral invadió el ambiente, y yo no encontré palabras para consolar a mi Ary, simplemente la abracé, en tanto ella aferrada al cuerpo tibio aún de kiki no dejaba de gemir desoladamente.

Hoy a casi un año de su partida la recordamos apesadumbradas y con profundo cariño, porque con su dulzura, gracia e indolencia nos enseñó a amar a los demás seres vivos y de esa manera descubrí que entre ellos y nosotros los humanos no hay más diferencia que los sentimientos, ellos si son humanos y nosotros los “humanos” cada día estamos más deshumanizados, destruyéndonos unos a otros por pura ambición, envidia y placer.

Autora: Ma Gloria Carreón Zapata.
Fotografía KIKI.

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